Escrito por: María Verónica Vernaza G.
En mi humilde opinión, si Karol Wojtyla no hubiera sido sacerdote (y obviamente luego papa), se hubiera consagrado como actor y escritor. Le encantaba la actuación y justamente su primer escrito bajo un seudónimo en 1956 -10 años después de su ordenación sacerdotal- fue una obra de teatro llamada El taller del orfebre, donde detalla las encrucijadas de la vida matrimonial.
En 1958, con apenas 38 años fue nombrado obispo auxiliar de Cracovia, y durante muchos años fue profesor de la Universidad Católica de Lublin donde frecuentaba a los jóvenes estudiantes, quienes serán su fuente de inspiración para sus escritos. Dos años después, en 1960 publica su libro Amor y Responsabilidad, un tratado más moral que teológico sobre las etapas del enamoramiento y el matrimonio.
San Pablo VI lo nombra cardenal en 1967, y un año después el papa publica su encíclica más revolucionaria, Humanae Vitae, donde establece que hay dos elementos que no se puede separar en el acto sexual: la unidad y la procreación. El cardenal Wojtyla piensa que debe responder a los problemas pastorales que esta encíclica ha planteado y decide retomar lo dicho en su libro, pero tratado de una manera más amplia, incluso desde un punto de vista teológico.
Es así que comienza a escribir un nuevo libro. Los biógrafos de san Juan Pablo II, han encontrado que él dedicó todas estas enseñanzas a la Virgen María. En la esquina superior derecha del manuscrito original de la teología del cuerpo se encuentra una fecha: 8 de diciembre de 1974, Fiesta de la Inmaculada Concepción de María, y encima de la fecha, una dedicatoria: “Tota pulchra est Maria”, en explícita referencia al Cantar de los Cantares 4, 7: ¡Toda hermosa eres, amada mía, no hay tacha en ti!
El Catecismo de la Iglesia Católica No. 773 nos recuerda que “María nos precede a todos en la santidad que es el misterio de la Iglesia como la «Esposa sin mancha ni arruga» (Ef 5, 27). Por eso la dimensión mariana de la Iglesia precede a su dimensión petrina». Seguramente esto lo tenía presente el cardenal Wojtyla cuando comenzó a escribir sus reflexiones y por eso quiso dedicarle a ella sus reflexiones.
En 1978 muere el Papa San Pablo VI, y el cardenal Karol Wojtyla es llamado a formar parte del cónclave que elegirá a Juan Pablo I. Pero su reinado es efímero, solo dura 33 días, y el cardenal es convocado nuevamente. Entonces, el 16 de octubre de 1978 por primera vez en la historia se elige un papa eslavo.
Es así como, unas catequesis sobre el amor humano pensadas para una pastoral diocesana local se convierten gracias a la providencia de Dios en unas enseñanzas universales al coronarse como el Santo Padre San Juan Pablo II.
Si te perdiste de la primera reflexión puedes ir a: https://stateresita.org/2022/10/24/teologia-del-cuerpo/?fbclid=IwAR3fXBTt9lqepq1OO356LPGKGN2XI9TozzzDDnZCd2sdMmLHRqErTizB0tE